El desarrollo motor está regulado por dos leyes básicas:
– Ley céfalo-caudal: el centro motor avanza desde la cabeza hacia los pies.
– Ley próximo-distal: se controlan antes las zonas cercanas a la línea media del cuerpo que las más alejadas a dicho eje corporal.
Algunos autores consideran también significativo en el proceso de desarrollo motriz el control de los grandes músculos con anterioridad al de los más pequeños.; B. J. Cratty afirma al respecto que «los datos comprobados permiten pensar que el principio referente al desarrollo cefalocaudal es más válido que el segundo y tercer principio».(1)
Los primeros movimientos del recién nacido son de naturaleza refleja. Aunque se han descrito más de 70 reflejos primarios durante el periodo neonatal, consideraremos sólo algunos de ellos:
– Reflejos de succión y deglución.
– Reflejo de «búsqueda» del pezón.
– Reflejo de Moro, consistente en la abducción y extensión de los brazos acompañado de lloros tras dejarle caer repentinamente la cabeza desde unos 3 cm., estando el niño tumbado sobre el dorso.
– Reflejo de prensión, o flexión de los dedos al estimular la palma de la mano.
– Reflejo de gateo, provocado al presionarle las plantas de los pies alternativamente, estando el niño boca abajo.
– Reflejo de deambulación, que inicia la flexión y extensión recíproca de las piernas simulando la marcha.
La mayor parte de los reflejos desaparecen a lo largo del primer año, siendo sustituidos progresivamente por movimientos voluntarios, no conociéndose con exactitud la interacción entre aquéllos y dichos incipientes movimientos voluntarios.
El control postural, sin perder de vista la variabilidad individual (que generalmente no está asociada al futuro desarrollo cognitivo), sigue el siguiente calendario:
– Control de la cabeza: 3-4 meses.
– Posición sentada: en torno a los 6 meses.
– Locomoción antes de andar (arrastrarse, gatear y deslizarse): sobre los 8 meses.
– Sostenerse de pie: alrededor de los 9-10 meses.
– Caminar con ayuda: entre los 10 meses y el año.
– Caminar sólo: entre el año y los 14 meses.
– Corretear: a los 18 meses.
A partir del segundo año el control de las piernas es más preciso, siendo el niño progresivamente capaz de caminar hacia atrás (2 años), caminar de puntillas o saltar con los dos pies (2 años y medio), subir las escaleras apoyando un pie en cada peldaño, saltar sobre un pie (3 años), correr con gran coordinación de movimientos de brazos y piernas, bajar las escaleras apoyando un pie en cada peldaño (4 años), mantener el equilibrio sobre un pie durante 5 segundos aproximadamente, saltar sobre ambos pies (5 años).
Respecto a las conductas manipulativas, tras una primera etapa de atención visual a las propias manos y a los objetos, el contacto de los niños con dichos objetos pasa por tres etapas:
– Contacto simple.
– Prensión palmar rudimentaria e inspección.
– Formación de «copias motrices» exactas de los objetos, por medio de la inspección táctil.
Alrededor de los 6 meses el niño maneja los objetos golpeándolos contra superficies y entre sí. A partir de entonces, el niño comienza a dar vueltas y examinar las cosas y, según Uzgiris, esta actividad se transforma en muchos esquemas diferentes, como serían el de «soltar», la «mostración» (tender el objeto hacia otra persona, alrededor del undécimo mes), y el de «nombrar» (a partir de los 18 meses, tras la aparición del lenguaje).
A partir de los 2 años el niño alcanza una soltura creciente en el control de sus manos siendo capaz de girar el pomo de la puerta, abrir un bote, lavarse y secarse las manos (2 años), ayudar a poner la mesa, imitar la construcción de un puente (3 años), abrocharse (4 años), atarse los cordones de los zapatos (5 años).
Igualmente hay un gran avance en el terreno de la motricidad fina que podemos ejemplificar en su creciente destreza en la utilización del lápiz, con el que es capaz de imitar un trazo vertical y circular (2 años), copiar un círculo (3 años), copiar una cruz (4 años), copiar un triángulo (5 años).
BIBLIOGRAFÍA:
(1) CRATTY, B. J.: «Desarrollo perceptual y motor en los niños». Madrid: Santillana