El juego es una herramienta de gran importancia didáctica por el potencial que presenta para el aprendizaje, siendo clave en el desarrollo equilibrado de las áreas cognitiva, afectiva y social en las edades tempranas y posteriormente en las distintas etapas educativas.
Cuando se juega, se desarrollan capacidades y habilidades para evolucionar y crecer, mejoran habilidades sociales, se consolidan el lenguaje y la comunicación, fomentando y potenciando las conductas afectivas, motoras e intelectuales, imaginativas.
Los juegos de improvisación, la pedagogía teatral, artes plásticas, manualidades, deporte y música son herramientas muy efectivas como recurso educativo, ya que aportan una metodología lúdica, activa y participativa que aumentan la autoestima y seguridad, mejoran la concentración y atención, fomentan la socialización, promueven al autocontrol, reflexión e interiorización y activan la escucha.
Desde mi punto de vista, tras mi reciente experiencia creando talleres infantiles en el Instituto Cervantes de Lyon, las actividades lúdicas fueron una herramienta positiva y muy útil para el aprendizaje del idioma, en este caso el español, de manera entretenida y divertida.
Mismamente refiriéndonos a la respiración; quizá no se ha aprendido a respirar jugando, reflexionando sobre estos actos tan automáticos como la respiración, que trasmiten el valor de un proceso vital placentero, un acto de libertad, se descubren ejercicios didácticos simples muy valiosos.
Si disfrutásemos respirando tendríamos en nuestros bolsillos un juego altamente enriquecedor.
Encontrar estas herramientas en nuestra imaginación sirve para crear actividades lúdicas sencillas muy gratificantes. Esa es la clave: disfrutar aprendiendo.
Miriam Golvano García
N° Col M-21905.
Imagen por: Manuel Trujillano
