Existen varios tipos de dificultades de aprendizaje, dependiendo del área a la afecten, su origen, su pronóstico, etc.
– DIFICULTADES DE APRENDIZAJE GENERALIZADAS: afectan a aprendizajes escolares y no escolares, es decir, a varias facetas del desarrollo del niño que no están relacionadas con lo escolar (aspectos motrices, adaptativos, etc). Suelen ser consecuencia de lesión o daño cerebral, originado durante el embarazo, por algún accidente posterior o por alteraciones genéticas. Son de carácter permanente, aunque se pueden trabajar desde el plano psicopedagógico para su mejora.
– DIFICULTADES DE APRENDIZAJE ESPECÍFICAS: Afectan específicamente a determinados aprendizajes escolares (lectura, escritura, etc.). No están relacionadas con un deterioro intelectual, y los aspectos psicológicos afectados son pocos (Atención sostenida, desarrollo fonológico, memoria de trabajo, etc.). Pueden mejorarse y solucionarse mediante intervención psicopedagógica profesional, oportuna y eficaz. A veces se llaman también “EVOLUTIVAS”, ya que se estima que su origen está relacionado con retrasos en el desarrollo, también llamados retrasos madurativos.
– DIFICULTADES DE APRENDIZAJE INESPECÍFICAS: No afectan al desarrollo, sino al aprendizaje. Se encuentran en una categoría inferior a leve, es decir, a veces ni siquiera se contemplan como dificultades de aprendizaje. No existe ninguna razón intelectual para justificarlas. Pueden ser debidas por causas instruccionales o ambientales (como que el método de enseñanza aplicado no se ajuste a su aprendizaje, entorno cultural bajo, etc.), o bien, por variables personales (motivación, autoconcepto, autoestima, etc.). Se pueden evitar, mejorar o solucionar, desde un análisis psicopedagógico.
