DÉFICIT DE ATENCIÓN HIPERACTIVIDAD
El alumno con hiperactividad puede presentar diferentes variantes (DSM-IV):
El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad es un trastorno en el que intervienen tanto factores genéticos como ambientales. El TDAH es un trastorno de conducta que aparece en la infancia, y que se suele empezar a diagnosticar en torno a los 7 años de edad. Se manifiesta como un aumento de la actividad física, impulsividad y dificultad para mantener la atención en una actividad durante un periodo de tiempo continuado. Además de esto hay niños en los que se observan a su vez problemas de autoestima derivados de este trastorno. Según los síntomas que predominen en el comportamiento del niño (inatención, impulsividad, etc) se dirá que tiene TDAH de uno u otro subtipo.
El Trastorno por Déficit de Atención sin Hiperactividad se diferencia en que el niño. No se mueve excesivamente; puede que sea un niño activo, pero puede pasar mucho tiempo tranquilamente sentado, callado, realizando una actividad tranquila o con un juego reposado. No tiene problemas para terminar sus tareas, juegos o actividades (una vez que las empieza). Puede tardar porque se queda «ensimismado», abstraído, como «en la luna», pero, cuando se lo propone puede estar pintando, dibujando, haciendo rompecabezas o construcciones, un tiempo muy largo. Si bien estos niños pueden presentar retrasos en habilidades de autonomía, retrasos en el aprendizaje de la lectura, escritura y cálculo, dificultades para hacer amistades, se les olvidan las cosas, acumulan retrasos escolares y pueden llegar a tener fracaso escolar. Los niños con déficit de atención sin hiperactividad, les cuesta percibir los detalles significativos de las cosas y de las situaciones, lo que constituye un serio problema para los aprendizajes de toda índole.
Sobre el origen de estos trastornos se conoce poco todavía, si bien las investigaciones evolucionan de forma rápida por ser un tema actual cada vez más generalizado.
Los desencadenantes del TDAH que se barajan a día de hoy son:
– Factores genéticos
– Complicaciones en el embarazo y/o en el parto
– Características del entorno educativo y social.
Los estudios realizados a niños con TDAH han constatado una carencia en el cerebro de los neurotransmisores denominados dopamina. Esto provoca que la transferencia de información entre las células nerviosas varíe e impide que los estímulos se procesen correctamente. Por eso es por lo que los afectados tienen dificultades a la hora de controlarse.
A través de la prueba neurológica llamada tomografía por emisión de positrones (TEP), los investigadores han demostrado que estas áreas cerebrales consumen menos glucosa que las de los niños sanos. Asimismo, se ha comprobado que las personas con TDAH tienen menos volumen cerebral en el área del lóbulo frontal.
Es común encontrar dentro de la misma familia a varios miembros que puedan presentar TDAH por lo que se estima que exista un componente genético.
En el caso de existir una predisposición genética, existen desencadenantes, como por ejemplo el tabaco o el consumo de alcohol de la madre durante el embarazo que pueden favorecer la aparición del TDAH.
Pueden influir también en la aparición los factores psicosociales que rodean al niño. Sí es cierto que el entono vital en el que crecen los niños afectados de TDAH puede potenciar o debilitar la predisposición genética existente.
DIAGNÓSTICO
Las pruebas estandarizadas de ámbito psicopedagógico han demostrado ser muy importantes para establecer un diagnóstico de TDAH seguro mediante test de inteligencia general y específicos de la atención.
El pediatra, por otro lado puede llevar a cabo una observación en el niño de los criterios establecidos para el diagnóstico: desatención, falta de concentración, hiperactividad, impulsividad. Los indicadores observacionales se recogen en el DSM IV. El médico determinará si los síntomas son suficientes, relevantes y permanentes en el tiempo, para lo cual consultará con la familia mediante un cuestionario acerca de la historia del niño desde su concepción hasta la fecha, así como antecedentes familiares.
Desde el ámbito médico existen además pruebas neurológicas que ayudaran a diferenciar y descartar otras enfermedades que presenten cuadros similares.
CRITERIOS DEL DSM-IV PARA DIAGNOSTICAR TDAH
I. Si presenta A o B:
A) Seis o más de los siguientes síntomas de inatención que hayan estado presentes en la persona por lo menos durante 6 meses al punto de que sean inadecuados para el nivel de desarrollo:
Inatención
1) A menudo no presta la debida atención a los detalles o, por descuido, comete errores en las tareas de la escuela, el trabajo y otras actividades.
2) A menudo tiene problemas para concentrarse en las tareas o en los juegos.
3) A menudo parece que no escucha cuando se le habla directamente.
4) A menudo no sigue las instrucciones y no termina las tareas de la escuela, los quehaceres o cualquier otra responsabilidad en el trabajo (no por conducta oposicional ni por no entender las instrucciones).
5) A menudo le cuesta organizar actividades.
6) A menudo evita, rechaza o se niega a hacer cosas que requieren mucho esfuerzo mental por un periodo largo (como tareas escolares o quehaceres de la casa).
7) A menudo pierde las cosas que necesita para hacer ciertas tareas o actividades (p. ej. juguetes, trabajos escolares, lápices, libros, o herramientas).
8) A menudo se distrae fácilmente.
9) Tiende a ser olvidadizo en sus actividades cotidianas.
B) Seis o más de los siguientes síntomas de hiperactividad con impulsividad que hayan estado presentes en la persona al menos durante 6 meses, al punto de que sean inadecuados y tengan un efecto perturbador para el nivel de desarrollo:
Hiperactividad
1) A menudo juguetea con las manos y los pies o se retuerce cuando está sentado.
2) A menudo se levanta de la silla cuando debe permanecer sentado.
3) Con frecuencia corre o trepa en lugares y en momentos inoportunos (es posible que los adolescentes y los adultos se sientan muy inquietos).
4) A menudo se le dificulta jugar o disfrutar tranquilamente de las actividades recreativas.
5) A menudo ¨está en constante movimiento¨ o parece que le hubieran dado ¨cuerda¨.
6) A menudo habla demasiado.
Impulsividad
7) A menudo suelta una respuesta sin haber oído toda la pregunta.
8) A menudo le cuesta esperar su turno.
9) A menudo interrumpe al que esté hablando o se entromete con los demás (p. ej., irrumpe bruscamente en las conversaciones o los juegos).
II. Algunos de los síntomas que causan alteraciones se presentaron desde antes de los 7 años de edad.
III. Algunas alteraciones producidas por los síntomas ocurren en dos o más entornos (p. ej., escuela o trabajo y casa).
IV. Debe haber clara evidencia de una alteración clínicamente considerable en el funcionamiento social, escolar o laboral.
V. Los síntomas no se presentan únicamente cuando la persona sufre de trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico. Los síntomas no se atribuyen mejor a la presencia de otro trastorno mental (p. ej., trastorno del humor, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo o trastorno de la personalidad).
Con base en estos criterios, se identifican tres tipos de TDAH:
1) TDAH tipo combinado: si en los últimos 6 meses se ha cumplido el criterio 1A y el 1B.
2) TDAH tipo predominantemente inatento: si en los últimos seis meses se ha cumplido el criterio 1A pero no el 1B.
3) TDAH tipo predominantemente hiperactivo-impulsivo: si en los últimos seis meses se ha cumplido el criterio 1B pero no el 1A.
TRATAMIENTO
Según el tipo de trastorno atencional. Lo importante es tratar el tema en profundidad con médicos, pediatras y pedagogos y psicólogos y asesorarse sobre la gravedad y el alcance del trastorno. Se comenzará un tratamiento a más tardar cuando el TDAH haya dado paso a trastornos psíquicos y sociales acusados. Tampoco existe un momento exacto para comenzar el tratamiento, ya que depende siempre de los síntomas individuales.
El tratamiento del TDAH ha de ser multidisciplinar. Consiste en una combinación equilibrada e individualizada de la explicación de la enfermedad y de las estrategias para superarla, más un a terapia cognitivo conductual y un tratamiento farmacológico.
Lo primero y más importante es que el entorno del niño acepte y comprenda en qué consiste este trastorno. Tanto el niño como la familia han de conocer la enfermedad. Es conveniente que se ofrezcan unas pautas de actuación a los padres y el asesoramiento oportuno a los profesores, puesto que en este ámbito es donde el niño pasa gran parte de su tiempo.
Existe tratamiento farmacológico que, si bien no elimina este trastorno, ayuda a minimizar ciertos síntomas. El médico nos informará de las distintas opciones, sus ventajas y contraindicaciones.
Paralelamente es importante que el niño aprenda nuevas estrategias de comportamiento y límites que le ayuden a, dentro de lo posible lograr un autocontrol.
La intervención sistémica del TDAH es relevante para la evolución favorable del niño. A veces el tratamiento dura pocos años y otras veces requieren ayuda a largo plazo. El objetivo es que el niño pueda llevar una vida dentro de la normalidad: establecer buenas relaciones sociales, obtener resultados académicos adecuados a sus capacidades e intereses y de esta manera consolidar una buena autoestima.